Otorrinolaringología

Para dolencias relacionadas con oídos, nariz o garganta, nuestros otorrinolaringólogos pediátricos podrán ofrecerte una atención especializada

A la hora de tratar a niños de dolencias relacionadas con los oídos, nariz o garganta es conveniente acudir a nuestros otorrinolaringólogos pediátricos, ya que os podrán ofrecer una atención más especializada para niños y adolescentes.

  • Otitis media serosa, otitis media aguda
  • Hipoacusia infantil y congénita
  • Hipertrofia amigdalar, adenoidea (vegetaciones)
  • Síndrome de apnea obstructiva infantil, el niño que ronca
  • Patología laríngea: ronqueras, afonías
  • Rinosinusitis y alergia nasal

 

Nuestros especialistas en Otorrinolaringología

Preguntas Frecuentes

¿Cuándo llevar a un niño al otorrinolaringólogo?

¿Cuándo llevar a un niño al otorrinolaringólogo? Los padres deben llevar a su hijo a un otorrinolaringólogo si experimenta cualquier tipo de problemas de oído, nariz o garganta. Esto podría incluir infecciones de oído recurrentes, una secreción nasal que no cesa, alergias persistentes, dificultades respiratorias, ronquera u otros problemas vocales, dolor de garganta o dolores de garganta frecuentes, amígdalas o adenoides inflamadas, problemas auditivos como sensibilidad a los ruidos fuertes o problemas para comunicarse con los demás.

También es importante que los padres vigilen cualquier retraso en el desarrollo que pueda estar relacionado con la pérdida de audición o los déficits de comunicación. La mayoría de los pediatras pueden remitir a los niños a la evaluación de un especialista si se presentan estos síntomas. Un otorrinolaringólogo está especializado en estos problemas concretos y en los métodos utilizados para diagnosticarlos y tratarlos.

Utilizarán pruebas especializadas como estudios de imagen y pruebas auditivas para evaluar la afección y pueden recomendar tratamientos como medicación, logopedia o cirugía en función del diagnóstico. El diagnóstico precoz es clave para recibir el tratamiento adecuado y permitir que el niño alcance su máximo potencial.

¿Qué hace el otorrinolaringólogo para niños en la primera consulta?

En la primera visita, un otorrinolaringólogo se tomará su tiempo para evaluar la salud general del niño y su historial médico. También realizará un examen físico de sus oídos, nariz y garganta, comprobando si hay alguna irregularidad o anomalía.

El médico puede utilizar herramientas especializadas como un otoscopio para observar el interior del conducto auditivo o un laringoscopio para ver mejor las cuerdas vocales. Además, es posible que se realicen pruebas de audición con un equipo audiométrico para determinar si existe alguna pérdida auditiva. En función de los resultados de esta visita inicial, pueden solicitarse más pruebas o estudios de imagen como una radiografía o un TAC para investigar más a fondo si se detecta algún problema.

Como parte de esta evaluación inicial debe tener lugar una conversación detallada tanto con los padres como con los niños para que el médico obtenga toda la información pertinente sobre los síntomas y los tratamientos ya intentados.

¿Qué exámenes pide un otorrinolaringólogo para niños?

Un otorrinolaringólogo puede solicitar diversas pruebas para los niños con el fin de diagnosticar y/o controlar una afección potencial o existente. Entre las pruebas más comunes que se solicitan se incluyen pruebas de imagen como radiografías, tomografías computarizadas, resonancias magnéticas o ecografías.

El otorrinolaringólogo también puede solicitar pruebas de audición como la audiometría, la timpanometría o la prueba de emisiones otoacústicas. Éstas ayudan a obtener una indicación de si el niño tiene dificultades auditivas y qué tipo de intervención podría ser necesaria.

Todas estas pruebas son esenciales para proporcionar el diagnóstico y el plan de tratamiento adecuados para la enfermedad concreta que pueda padecer el niño.

¿Cómo saber si mi hijo tiene problemas de oído?

Si sospecha que su hijo puede tener problemas de audición, debe tomar nota de cualquier signo o síntoma que presente. Estos pueden incluir dificultad para entender el habla o seguir conversaciones, parecer que no responde o reacciona cuando se dice su nombre, tener problemas para oír palabras en voz baja, parecer que no presta atención aunque pueda oír lo que se dice y mostrar comportamientos como ser excesivamente sensible a los ruidos fuertes.

También es importante tener en cuenta el contexto en el que se producen estos comportamientos. Si su hijo tiene dificultades para entender lo que dice la gente en entornos ruidosos o a gran distancia, podría indicar un problema auditivo más grave. Además, si su hijo parece taparse los oídos cuando hay ruidos fuertes o pide constantemente que le repitan las cosas, podría apuntar a un posible problema auditivo.

Para confirmar si existe o no un problema auditivo, sería beneficioso que su hijo se sometiera a una evaluación audiológica completa por parte de un audiólogo experimentado que utilizará prácticas basadas en pruebas y herramientas de diagnóstico como la audiometría de tonos puros y las pruebas de emisiones otoacústicas. Estas pruebas permitirán al audiólogo diagnosticar con precisión cualquier posible problema y proporcionar las intervenciones apropiadas en caso necesario.

¿Qué es bueno para el dolor de oído en los niños?

Existen muchos remedios para el dolor de oído en los niños, incluidos los medicamentos de venta sin receta y con receta. El ibuprofeno o el paracetamol de venta sin receta pueden ayudar a reducir la inflamación y el dolor, mientras que algunos médicos pueden recetar antibióticos para tratar las infecciones que causan dolor de oído, así como descongestionantes y antihistamínicos si el problema está relacionado con alergias.

En algunos casos, puede ser beneficioso instilar aceite de oliva caliente en el conducto auditivo, que se sabe que ayuda a reducir la inflamación y alivia las molestias. Lo más importante a la hora de tratar el dolor de oído en los niños es asegurarse de que el niño esté cómodo y descanse lo suficiente. Si los síntomas persisten después de 24 horas o empeoran, es importante acudir a un pediatra u otorrinolaringólogo, que podrá diagnosticar el problema y recomendar un tratamiento o medicación adicional.

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